¿Cómo influye la geología del terreno en la captación de agua? | Sondagua

¿Cómo influye la geología del terreno en la captación de agua?

Cómo influye la geología del terreno en la captación de agua

Cuando se trata de perforar un pozo, muchas personas piensan únicamente en la profundidad, el tipo de bomba o el caudal necesario. Sin embargo, uno de los factores más decisivos para lograr una captación exitosa es la geología del terreno.

La composición del subsuelo no solo determina la disponibilidad del recurso hídrico, sino también su calidad, accesibilidad y comportamiento a lo largo del tiempo. Comprender cómo actúan las distintas formaciones geológicas es clave para diseñar estrategias de perforación efectivas y sostenibles.

 

¿Por qué es importante el estudio geológico antes de perforar?

Antes de perforar cualquier pozo, es necesario conocer a fondo la estructura del terreno. Esto se logra mediante estudios geológicos e hidrogeológicos que permiten:

  • Identificar acuíferos potenciales.

  • Determinar la profundidad óptima de perforación.

  • Estimar el volumen y velocidad de recarga.

  • Evaluar riesgos de contaminación o colapso estructural.

Empresas con experiencia, como Sondagua, realizan este tipo de análisis para garantizar perforaciones seguras y eficientes.

 

Tipos de formaciones geológicas y su impacto en el agua subterránea

Cada tipo de terreno ofrece características diferentes en cuanto a porosidad, permeabilidad y retención de agua. A continuación, se detallan los más comunes y cómo influyen en la captación hídrica:

1. Suelos sedimentarios (arenas y gravas)

Este tipo de suelo es altamente favorable para la captación de agua. Su alta permeabilidad permite el paso y acumulación del líquido con facilidad.

  • Favorecen caudales constantes y sostenibles.

  • Permiten perforaciones más rápidas y económicas.

  • Ideal para pozos de uso agrícola o comunitario.

2. Rocas fracturadas (granito, basalto)

Las rocas duras no almacenan agua por porosidad, sino por sus fracturas internas. Cuando estas fisuras están conectadas, pueden formar conductos de gran capacidad.

  • Requiere tecnología especializada en perforación, como la roto-percusión.

  • La calidad del agua suele ser alta.

  • Se necesita un estudio técnico detallado para ubicar las fracturas aprovechables.

3. Suelos arcillosos o limosos

Estos terrenos retienen agua, pero tienen baja permeabilidad, lo que dificulta la circulación y recarga del acuífero.

  • Pueden provocar colapsos o sedimentación dentro del pozo.

  • El caudal suele ser bajo o inestable.

  • Se recomienda evitar su perforación sin un análisis profundo.

4. Materiales volcánicos o aluviales

Dependiendo de su densidad y composición, pueden tener buena capacidad de almacenamiento y permitir flujos subterráneos significativos.

  • Ideal para perforaciones de mediana profundidad.

  • Puede haber variaciones bruscas de caudal según la época del año.

  • Frecuente en zonas de valles o faldas de cordillera.

 

¿Cómo se estudia la geología del terreno?

El análisis del subsuelo puede realizarse mediante varias técnicas, entre ellas:

  • Sondeo eléctrico vertical (SEV): permite conocer la resistividad de las capas del suelo y determinar zonas con presencia de agua.

  • Muestreo de testigos de perforación: extrae muestras reales del subsuelo para su análisis.

  • Georradar y prospección sísmica: ofrecen imágenes del subsuelo sin necesidad de perforar.

  • Radiestesia o métodos tradicionales: aunque aún utilizados en algunos contextos, carecen de respaldo técnico.

La elección de la técnica dependerá de la complejidad del terreno, el presupuesto disponible y el objetivo del proyecto.

 

¿Cómo afecta la geología en la calidad del agua?

Además del volumen, la geología incide directamente en la composición química del agua. Algunos ejemplos comunes:

  • Suelos calcáreos: pueden elevar la dureza del agua.

  • Estratos sulfurosos: pueden causar olores desagradables o sabor metálico.

  • Rocas con hierro o manganeso: tienden a teñir el agua y afectar la maquinaria de bombeo.

  • Arcillas o sedimentos finos: aumentan la turbidez, generando necesidad de filtración.

Realizar análisis físico-químicos del agua extraída es indispensable para saber si el recurso es apto para consumo humano, riego o uso industrial.

 

Variables geológicas que inciden en el rendimiento del pozo

La geología no solo define si hay agua o no, sino también cómo se comportará el pozo a lo largo del tiempo. Algunas variables clave:

  • Porosidad efectiva: porcentaje del suelo que realmente transporta agua.

  • Gradiente hidráulico: inclinación que tiene el acuífero, lo que determina su flujo.

  • Recarga natural: cantidad de agua que se infiltra al acuífero por lluvias u otras fuentes.

  • Nivel estático y dinámico: profundidad del agua sin bombeo y durante la extracción.

Estas variables son esenciales para estimar la vida útil del pozo, elegir la bomba adecuada y prever tareas de mantenimiento.

 

¿Qué papel cumple un geólogo o hidrogeólogo?

Un profesional en geología o hidrogeología es quien interpreta toda la información del terreno para definir la ubicación óptima del pozo, el tipo de perforación y la profundidad necesaria.

Su intervención permite:

  • Minimizar el riesgo de perforaciones fallidas.

  • Reducir costos operacionales.

  • Mejorar el rendimiento hídrico.

  • Asegurar la sostenibilidad del acuífero.

Empresas como Sondagua cuentan con este tipo de expertos, lo que les permite ofrecer soluciones integrales de captación adaptadas a cada proyecto.

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