La imagen que suele venir a la mente cuando se piensa en norias o pozos de agua en la que una persona se vale de un balde para llevar el agua desde la profundidad hasta la superficie, está realmente obsoleta.
Hoy en día es posible extraer agua de manera cómoda y eficiente por medio de diversos tipos de bombas, pensadas para satisfacer las demandas derivadas de los acuíferos, pozos, usuarios y comunidades.
Demos un paseo por los diferentes tipos de bombas eléctricas, deteniéndonos brevemente en cada uno para desnudar sus características principales y las utilidades específicas que prestan.
El principal tipo de bombas para pozos son las electrobombas del tipo centrífugas. Dependiendo de la profundidad a la que se encuentre el agua, la bomba eléctrica varía. Básicamente existen tres rangos de profundidades para los que se utiliza una bomba eléctrica en específico.
El primero es el de los pozos poco profundos que alcanzan sólo hasta 8 metros verticales. Para ellos se recomiendan bombas eléctricas de chorro.
El siguiente rango es el de los pozos que van desde los 8 hasta los 35 metros de profundidad: para ellos, los especialistas aconsejan utilizar también bombas de chorro específicas para pozos profundos.
Finalmente están los pozos que superan los 35 metros, llegando hasta impresionantes 120 metros de profundidad. En este caso, lo mejor es utilizar una bomba eléctrica del tipo sumergible.
Lo que hacen este tipo de bombas eléctricas es succionar el agua gracias a un poderoso mecanismo. Generalmente van de la mano con una cisterna para almacenar agua y destacan por, generalmente, ser de fácil instalación.
En el caso de los pozos de baja profundidad, las bombas de chorro que se utilizan son de un solo tubo con el eyector incorporado al cuerpo de la bomba.
Y cuando se trata de pozos profundos de hasta 35 m, la cantidad de tubos de la bomba de chorro aumenta a dos con el eyector ubicado bajo el agua.
Si las bombas de chorro succionan, las bombas sumergibles impulsan el agua. Otra diferencia es que estas últimas funcionan con menor gasto de energía eléctrica, lo que las vuelve más eficientes.
Su ubicación es cercana al fondo mismo del pozo y al estar sumergidas, estas bombas no suelen presentar problemas de cavitación como sucede con las bombas de chorro.